El calentamiento global es
un término utilizado para referirse al fenómeno del aumento de
la temperatura media global, de la atmósfera terrestre y de
los océanos, que posiblemente alcanzó el nivel de calentamiento de
la época medieval a mediados del siglo XX, para excederlo a
partir de entonces.2
Todas las recopilaciones de
datos representativas a partir de las muestras de hielo, los anillos
de crecimiento de los árboles, etc., indican que las temperaturas
fueron cálidas durante el Medioevo, se enfriaron a valores bajos
durante los siglos XVII, XVIII y XIX y se volvieron a
calentar después con rapidez.2 Cuando
se estudia el Holoceno (últimos 11 600 años), el Panel
Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) no aprecia evidencias de
que existieran temperaturas medias anuales mundiales más cálidas que las
actuales.2 Si
las proyecciones de un calentamiento aproximado de 5 °C en este siglo se
materializan, entonces el planeta habrá experimentado una cantidad de
calentamiento medio mundial igual a la que sufrió al final de la Glaciación
wisconsiense (último período glaciar); según el IPCC no hay pruebas de que
la posible tasa de cambio mundial futuro haya sido igualada en los últimos 50
millones de años por una elevación de temperatura comparable.2
El calentamiento global está
asociado a un cambio climático que puede tener causa
antropogénica o no. El principal efecto que causa el calentamiento global
es el efecto invernadero, fenómeno que se refiere a la absorción por
ciertos gases atmosféricos—principalmente H2O, seguido
por CO2 y O3—de parte de la energía que el
suelo emite, como consecuencia de haber sido calentado por la radiación solar.3 El efecto
invernadero natural que estabiliza el clima de la Tierra no es cuestión
que se incluya en el debate sobre el calentamiento global. Sin este efecto
invernadero natural las temperaturas caerían aproximadamente en unos
30 °C; con tal cambio, los océanos podrían congelarse y la vida, tal como
la conocemos, sería imposible. Para que este efecto se produzca, son necesarios
estos gases de efecto invernadero, pero en proporciones adecuadas. Lo que
preocupa a los climatólogos es que una elevación de esa proporción producirá un
aumento de la temperatura debido al calor atrapado en la baja atmósfera.
El IPCC sostiene que: «la
mayoría de los aumentos observados en la temperatura media del globo desde la
mitad del siglo XX, son muy probablemente debidos al aumento observado en
las concentraciones de GEI antropogénicas».4 Esto
es conocido como la teoría antropogénica, y predice que el calentamiento
global continuará si lo hacen las emisiones de gases de efecto invernadero. En
el último reporte con proyecciones de modelos climáticos presentados
por IPCC, indican que es probable que temperatura global de la
superficie, aumente entre 1,1 a 6,4 °C (2,0 a 11,5 °F) durante el
siglo XXI.5
Se han propuesto varias medidas
con el fin de mitigar el cambio climático, adaptarse a él o
utilizar geoingeniería para combatir sus efectos. El mayor acuerdo
internacional respectivo al calentamiento global ha sido el Protocolo de
Kyoto, el cual tiene como objetivo la estabilización de la concentración de
gases de efecto invernadero para evitar una "interferencia
antropogénica peligrosa con el sistema climático".6 Fue
adoptado durante Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático y promueve una reducción de emisiones contaminantes,
principalmente CO2. Hasta noviembre de 2009, 187 estados han
ratificado el protocolo.7 EE.
UU., mayor emisor de gases de invernadero mundial,8 no
ha ratificado el protocolo.
Más allá del consenso científico
general en torno a la aceptación del origen principalmente antropogénico del
calentamiento global, hay un intenso debate político sobre la realidad, de la
evidencia científica del mismo. Por ejemplo, algunos de esos políticos opinan
que el presunto consenso climático es una falacia.9
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